Los trastornos del sueño están vinculados a riesgos para la salud cardíaca durante y después de la menopausia

Por Laura Williamson, American Heart Association News

fabio camandona/500Px Plus a través de Getty Images
(fabio camandona/500Px Plus a través de Getty Images)

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Qué tan bien –y no solo cuánto tiempo– una mujer duerme en su transición por la menopausia podría afectar su riesgo previsto de enfermedad cardíaca y derrame cerebral, sugiere una nueva investigación.

El estudio encontró que las mujeres perimenopáusicas y postmenopáusicas que experimentaron diversos trastornos del sueño tuvieron calificaciones más bajas en mediciones clave de la salud cardiovascular que las mujeres premenopáusicas. Los hallazgos se presentaron en noviembre durante la conferencia Scientific Sessions de la American Heart Association, en Filadelfia, y se consideran preliminares hasta que se publiquen los resultados completos en una revista evaluada por colegas.

"Las mujeres que atraviesan por la menopausia definitivamente deben estar atentas a sus hábitos de sueño y tomar esto en serio", dijo la Dra. Brooke Aggarwal, investigadora principal del estudio y profesora asociada de ciencias médicas en la división de cardiología del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. "Ellas deben saber que los trastornos del sueño son comunes y quizás necesiten consultar esto con su equipo de atención de la salud".

Estudios previos indican que cerca de la mitad de las mujeres que atraviesan por la menopausia reportan trastornos del sueño, en particular, les cuesta mantenerse dormidas o despiertan demasiado temprano. Durante este período de la vida de una mujer también hay mayor riesgo de apnea del sueño, que podría guardar relación con cambios hormonales y aumento de peso. La apnea del sueño obstructiva, que es el tipo más común, ocurre cuando alguna obstrucción en las vías respiratorias hace que la respiración se detenga y comience, lo cual previene que el cuerpo reciba oxígeno suficiente para sentirse descansado.

Numerosos estudios han encontrado un vínculo entre el sueño de mala calidad o insuficiente y mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y derrame cerebral. El año pasado, la AHA añadió la duración del sueño como una de las ocho mediciones clave de la salud cardiovascular, y recomendó que los adultos duerman de siete a nueve horas por noche. Los otros componentes de Life's Essential 8, o 8 elementos esenciales de la vida, o LE8, por sus siglas en inglés, son no fumar, mantener un peso saludable, mantenerse físicamente activo, llevar una dieta saludable y mantener los niveles de presión arterial, azúcar en la sangre y colesterol dentro del rango normal.

Para el nuevo estudio, los investigadores analizaron si otros aspectos del sueño –aparte de cuánto tiempo una persona dormía cada noche– podrían estar relacionados con riesgos para la salud cardiovascular, medidos por qué bien las mujeres se adhirieron a los LE8, tanto de forma general como a sus componentes individuales.

El análisis contempló los datos de 291 mujeres premenopáusicas, perimenopáusicas y postmenopáusicas entre 45 y 55 años que estaban inscritas en un estudio de peso corporal como parte de Research Goes Red de la AHA, una plataforma de inscripción e investigación para la salud de las mujeres.

La mitad de las mujeres participantes en el estudio dormía menos de siete horas cada noche, el 79% reportó mala calidad del sueño, el 51% informó tener insomnio, el 12% se autoclasificó como noctámbulas y un tercio de las mujeres fueron consideradas como de alto riesgo para apnea del sueño. La mala calidad del sueño fue más prevalente en las mujeres que habían comenzado o terminado la menopausia que en aquellas que todavía no habían entrado en la menopausia.

La calidad del sueño, el insomnio, el riesgo de apnea del sueño y el noctambulismo tuvieron un impacto sobre la salud cardiovascular en general, y también sobre los componentes individuales de los LE8.

Las mujeres con mala calidad del sueño tuvieron tres veces más probabilidad de bajas calificaciones de salud cardiovascular en general. También tuvieron mayor probabilidad de una baja calificación en el componente relacionado con la dieta.

En las mujeres noctámbulas y con alto riesgo de apnea del sueño, el riesgo de bajas calificaciones en la salud cardiovascular general se triplicó. Tener alto riesgo de apnea del sueño también se asoció con bajas calificaciones en la presión arterial, el azúcar, o glucosa, en la sangre y peso corporal. El insomnio también estuvo relacionado con malas calificaciones para peso corporal.

"Para las mujeres en este grupo etario, existe una vulnerabilidad tanto a los problemas de salud cardíaca como a los trastornos del sueño", dijo el Dr. Michael Grandner, director del programa de salud e investigación del sueño y profesor asociado en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Arizona, en Tucson.

Debido a que las mujeres en esta etapa de la vida a menudo hacen malabares con múltiples desafíos, como estar en la cima de sus carreras y a la vez cuidar a padres mayores de edad e hijos adolescentes, "ellas podrían asumir que estos trastornos del sueño se deben al estrés", dijo Grandner, quién no participó en la nueva investigación.

También tal vez experimenten las primeras etapas de enfermedad crónica que puede acompañar a la mediana edad, aumentos de peso e inflamación, y otros factores que hacen que sea más difícil lograr una noche de sueño reparador, dijo él. Pero eso no significa que dormir mal sea algo inevitable.

"Las mujeres no deben permitir que nadie les diga que eso solo es fatiga o que eso es inherente a pertenecer a este grupo de edad", dijo Grandner. "Es una señal de que podría haber algo que merezca la pena arreglar. Si tienen dificultad para dormir y esto afecta su día, no deben ignorarlo. Podría repercutir sobre la salud cardíaca, y hay soluciones que pueden reducir esos riesgos".

El primer paso es consultar con un profesional del cuidado de la salud o un especialista del sueño para identificar el problema, dijo él. Muchos de los trastornos del sueño se pueden prevenir o mejorar mediante la adopción de buenas prácticas al dormir, como permitirse el tiempo suficiente para relajarse en la noche; crear un entorno oscuro adecuado para dormir; reducir el estrés, la cafeína, la nicotina y el alcohol; tener mayor exposición a la luz y a la actividad física durante el día y establecer horarios regulares para acostarse y levantarse. En el caso de trastornos más graves, como el insomnio, puede encontrarse ayuda con terapia del comportamiento cognitiva o, de ser necesario, con medicamentos.

La apnea del sueño también puede atenderse con cambios hacia un estilo de vida saludable, como la pérdida de peso y el aumento de la actividad física, o mediante el uso de un dispositivo para respirar o un aparato bucal.

Ignorar los trastornos del sueño podría acarrear graves consecuencias para la salud cardíaca, dijo Aggarwal.

"La menopausia es una oportunidad temprana para la prevención de la enfermedad cardiovascular", dijo ella. "Este período de tiempo es verdaderamente crítico en la vida de una mujer y se puede hacer mucho para reducir los riesgos cardiovasculares, de forma que las mujeres vivan vidas más largas y saludables".

Nota del editor: Este artículo se actualizó el 8 de diciembre de 2023. El Dr. Michael Grandner trabaja en la Universidad de Arizona en Tucson, no en Phoenix.

 


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